Obra plástica del artista bretón Eric Le Pape.
He navegado entre
los agujeros de la noche
Como una gota de lluvia
que resbala turbia
Y salpica los pies
de la cama, el despeñadero de otras pupilas,
He transitado los
días más oscuros con los ojos vendados
Y sin bastón donde
recostar el alma asustadiza,
Y en ese andar sólo
he recibido retazos… pequeñas ausencias
Cuadernos
emborronados… cartas que nunca traen remitentes.
Quizás por ello
venero todo…. hasta el asco
Dentro del vacío
sideral que me ronda,
Donde imagen y
hombre glorifican su caos y se hacen trizas
Regurgitando
espasmos y contiendas anuladas,
Mientras arcángeles
y demonios ya no edifican territorio alguno,
Sólo ciertos
temblores y un aire de cava húmeda
Con hedor a
fastidio y maderas añejas
Termina por inundar
hasta el cuerpo esponjoso de mis huesos.
Convertido en
personaje y sombras temerosas
Ya no miro las
tinieblas de mis ojos y dejo pasar estos días
Entre sopas de cabello de ángel y vino en Tetra Brick,
(Distribuidos
a mayoristas para tiendas ignotas)
Con tufo a insomnio y depredación trasnochada.
Desde el cuarto contiguo escucho: “Strange Fruit”,
Un jazz evanescente que Billie Holliday gorjea narcotizada
- como un rezo -
Y retorna la sensación de estar a los pies del árbol sureño
Con la soga puesta al cuello y el repentino olor a carne negra.
La amarga cosecha se ha devorado a destiempo
En los secos campos de vides norteños
Donde el granizo azota inclemente y lo descuartiza todo,
Y este año con seguridad no se llenarán hasta el corcho
Las botellas granates que apuraremos en las mesas.
Y es que todo resulta tan insustancial, tan sinsentido
Que he empezado a escrutar dentro de mi propio músculo cardiaco
Y mi espalda arqueada por el peso de los años,
Esa giba cansina que terminará ahogándome.
Estoy longevo, hipocondríaco y me duelen los pies,
Pero no hay rencores ni aflicciones
Sólo una pizca de amargura resbala tonta hasta caer sobre mis
mejillas
Que arden de tanta travesía vana y tanta ausencia
De tanto atravesar los
agujeros de esta modorra interminable.
1 comentario:
Muy oportuno tu jazz evanescente para mi noche otoñal asturiana. Yo también estoy longeva, hipocondríaca y en vez de los pies me duelen los riñones, pero los versos todo lo curan, mi querido amigo y este jazz me ha llegado al alma. ¡Gracias por compartir estos poemas tuyos!
Tu amiga Lidia desde su refugio astur.
Publicar un comentario