martes, 18 de septiembre de 2007

La ironía: Pimienta de la vida


¿Envoltura socializada de la agresividad o artificio defensivo contra los sinsabores de la vida?

Por: Juan Carlos Rivera Quintana.

Publicada en la Revista Rumbos, de La Nación, el pasado año.

Cuenta la leyenda que aún con la posibilidad de ver arder su cuerpo en la hoguera y las miradas despreciativas de los inquisidores clavadas sobre sus ojos, el célebre astrónomo y físico italiano Galileo Galilei fue conminado a abjurar, solemnemente, de su credo científico, en 1761. Al concluir la retractación lanzó al mundo su famosa frase:
--Eppour si muove. (Y sin embargo, se mueve), refiriéndose a la Tierra. Aceptaba públicamente lo dispuesto por los mecanismos de fuerza de la Santa Inquisición que intentaban sepultar sus teorías condenándole por hereje y, no obstante, con toda la ironía del universo, comunicaba su no aceptación y la certeza sobre su hipótesis acerca del movimiento de la Tierra sobre su eje, experimentos a los que dedicó gran parte de su vida.
La frase, devenida símbolo por excelencia de lo irónico, ha trascendido, también, como estandarte de lucha contra las incomprensiones y los juicios preconcebidos. Pero, ¿qué es en realidad la ironía? ¿Desde cuándo nació y cuál es su origen? ¿Es realmente una suerte de ejercicio de la palabra únicamente usado por los intelectuales? ¿Son los argentinos tan irónicos como los españoles, los ingleses o franceses? Todas estas interrogantes, o quizás no todas, quedarán respondidas en esta nota.

Un don de la inteligencia.

Según la Novísima Enciclopedia Ilustrada de la Lengua Española, en su edición de 1972, la ironía es una burla fina y disimulada; una figura retórica consistente en dar a entender lo contrario de lo que se dice.
Así por ejemplo, empleamos la ironía a diario en muchísimas situaciones. Como método para relajar una conversación tensa, en el trato con una persona de nuestra confianza, con el propósito de buscar mayor contundencia para nuestras opiniones. En estos casos la ironía se convierte en un vehículo expresivo del discurso.
--Llevas una corbata muy hermosa, le decimos con un tono socarrón a quien luce una corbata de tonos escandalosos y de mal gusto. “Te estas quedando en los huesos”, le confesamos a una amiga que últimamente engorda a ojos vista.
Para muchos psicólogos consultados la ironía es un forma de la risa destilada con un blanco fijo; un mecanismo de ejercitación de la inteligencia de quien la utiliza y del sujeto ironizado, quien deberá decodificar el mensaje. En este sentido, algunos la definen como la envoltura socializada de la agresividad que goza del prestigio de tener una connotación intelectual favorable y al mismo tiempo preserva el derecho de interpretación.
Según palabras del Licenciado en Psicología, Gustavo Miguel Rubinowicz (grubinowicz@yahoo.com.ar), quien trabaja desde hace algún tiempo con chicos discapacitados en la ciudad de Córdoba, la ironía “es un recurso de valor inestimable para resolver conflictos interpersonales o para provocarlos. Ser irónico/a implica poder decir una cosa en un plano lingüístico y dejar en la nebulosa ‘otro sentido’ de lo ya dicho”
Rubinowicz afirma que la ironía “suele tener una contundencia sorprendente para decir aquello que uno piensa, que ‘tiene en la garganta’ y por estrictas razones culturales no puede decir directamente”.
Al ser indagado por si son los porteños más irónicos que el resto de los habitantes de la Argentina afirma que este ejercicio lúdico de la palabra y las mentes inteligentes es sólo un rasgo de carácter, y no suele pertenecer a cultura alguna ni a región alguna particularmente, “es propio de los seres humanos más refinados y cultos y suele ser utilizado para jugar, provocar y solucionar conflictos”, acota.
Se suele decir que la ironía guarda mucha relación con las sutilezas, es un compromiso intelectual con la violencia en tanto puede convertirse en agresividad verbal.
Para la psicoanalista Liliana Blanco (liliblan54@yahoo.es), integrante del Colegio de Psicólogos de la provincia de Buenos Aires, no todas las personas tienen la posibilidad y la capacidad para ironizar pues este ejercicio está muy relacionado con el nivel cultural. “No todos pueden utilizar artificios metafóricos o metonímicos en su lenguaje”. Ella afirma que lo irónico forma parte de la agresividad a través de la palabra, pues casi siempre las ironías tienen intenciones de herir o agredir a alguien, es como un cachetazo sin manos; detrás hay una mofa encubierta”, dice.
La Licenciada Blanco afirma que no puede decirse que los argentinos sean irónicos por naturaleza. “Generalizar siempre lleva a inexactitudes y a estereotipos. Mucho se habla del clásico irónico y agrandado porteño, pero en el interior del país este recurso verbal también se utiliza con mayor o menor soltura”.
Aunque la literatura no atesora cuál fue la primera frase irónica dicha en el mundo se piensa que ella surgió al aparecer el lenguaje y cuando el hombre y la mujer necesitaron de otras personas para vivir y comunicarse.
Conviene advertir que en la expresión oral contamos con los gestos y el tono para subrayar el efecto irónico de lo que decimos.
La ironía es un recurso complejo, que exige que quien habla y quien escucha compartan una serie de experiencias y supuestos previos, que exista lo que los comunicólogos denominan trasfondo de escucha, prácticas compartidas para que se pueda pasar del nivel superficial de la frase al plano profundo, donde está el verdadero significado, en el metatexto.

¿Formas de comicidad?

Muchos profesionales opinan que esta guarda relación proporcional con la mediocridad. “En la medida que proliferan los mediocres que tanto daño hacen a la sociedad, sobre todo cuando tienen algún poder, las alusiones irónicas se convierten en un arma defensiva y en un aceptar y no aceptar”, me confiesa el fotógrafo y profesor, Tomás Barceló, que vive en la ciudad de Córdoba.
“La ironía es una cualidad que no todo el mundo posee, un don de la inteligencia; es como la frivolidad. Se trata de un mecanismo de defensa que tienen muchas personas frente a la intolerancia y las incomprensiones de la vida de quienes nos rodean y frente a las propias dudas interiores. Hay quienes la utilizan para ver las cosas desde otras perspectivas, no con menos seriedad, tal vez con menos protocolo”, me apunta, la escritora, Silvia Miguens (miguensilvia@yahoo.com.ar), quien por estos días promociona por el país su última novela histórica: “Cómo se atreve”, relacionada con la vida de la luchadora feminista argentina Juana Manso.
En este sentido algunos de los entrevistados dicen que la ironía guarda estrecha imbricación con las formas de la comicidad (léase el humor, los chistes, las burla, el sarcasmo). Y si bien algunos la identifican con la “ligereza”, la alegría, la juventud interior y hasta con la riqueza de vitalidad y audacia mental, otros – más severos en sus juicios - plantean que puede convertirse en perniciosa y en un mero vicio del idioma que denuncie una reafirmación del sentido de autoridad o forme parte de la subestimación por el prójimo.
El desaparecido escritor cubano, Jorge Mañach opinaba en su famoso ensayo “Indagación del choteo” que hay personas que son tan sinceras “que le repugna toda forma irónica de impugnación. Por ello prefieren la mofa franca, el choteo (la burla despiadada), la risa despampanante”.
Al indagar si dichos acertijos son beneficiosos o perjudiciales para la coexistencia social, los psicólogos se inclinan porque en exceso puede resultar nociva, sobre todo cuando no es coraza esporádica que nos colocamos contra nuestros adversarios, sino cuando la convertimos en habitual, en una actitud ante la vida.
Yo por mi parte, que nadie me quitó el habla, pienso que ella es una válvula de escape para las impaciencias y las frustraciones y como amortiguador de los encontronazos de la cotidianidad al rebajarle solemnidad a las cosas. Sin dudas, la ironía es como la pimienta de la vida. Y de sobra conocemos que este condimento es, en oportunidades, muy necesario para dar un toque diferente y más festivo a nuestro paladar.


En recuadro:

El poder de las palabras

El prestigioso filósofo francés, Michel Foucault, en su ensayo “El orden del discurso”, pronunciado durante su lección inaugural de la Cátedra de Historia de los Sistemas de Pensamiento, en el célebre Collége de France, en 1970, corrobora que la palabra como material prima fundamental del discurso es vital para la comunicación entre las personas. Él expresa que detrás del discurso hay algo del orden del deseo y del poder. Quien tiene poder es porque controla el discurso.
Aunque uno de los más influyentes pensadores del siglo XX no se refiere en dicho material al uso de la ironía, si comenta que el discurso es una forma de comunicación que tiene un poder material, positivo o negativo. Y es ahí donde la ironía juega su papel, en ese tipo de comunicación asimétrica donde quien ironiza se siente en una posición de ventaja, por encima del sujeto sometido a este juego de la palabra.
El creador del libro “Los intelectuales y el poder “plantea que en todas las sociedades la producción del discurso está controlada, seleccionada y redistribuida. No todo lo que se sabe se puede decir en todos los lugares; cuando los seres humanos hablamos “medimos” nuestras palabras por ese efecto material del discurso. El discurso circula, las palabras circulan –dice Foucault – y debido a ello nos podemos entender y comunicar.
Hay que tener en cuenta que la comunicación, como ha expresado en múltiples ocasiones la comunicóloga cordobesa, María Cristina Matta “es el espacio donde cada quien pone en juego su capacidad de construirse con otros”. Y es en ese proceso de construcción, de diálogo que encuentra su terreno fértil la ironía, como una forma de poder intelectualizado.
Para Foucault, que intenta hacer un minucioso análisis en dicho ensayo sobre la complejas relaciones entre el saber y el origen del poder, la idea de que los intelectuales son los agentes de “conciencia” del discurso pasa porque ellos tienen un rol relacionado con la elaboración del mapa y las acotaciones sobre el terreno donde se va a desarrollar la batalla de la palabra, donde la ironía constituye uno de los estiletes más usados en los encontronazos de la vida y la comunicación.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Transplante cardìaco: Ganas de vivir multiplicado

En Argentina, sólo superados por los injertos de riñón (571) y de hígado (197), se realizaron 66 transplantes de corazón; 6 del block corazón-pulmones; 6 de corazón- riñón y 1 de corazón-hígado, durante el 2006 (con cierre 12 de noviembre).

Por: Juan Carlos Rivera Quintana
De la Revista Ahora, la Salud


No sé porqué extraña asociación siempre que hablo de los transplantes cardiacos recuerdo una conocida canción de un trovador caribeño, que bien podría enternecer al más enfermo de los cardiópatas del mundo. Ella decía: “un corazón quiso saltar un pozo/ confiando en la proeza de su sangre/ y hoy se le escucha delirar de hambre/ en el oscuro fondo de su gozo/ un corazón se ahogaba de ternura/ de ganas de vivir multiplicado/ y hoy es un corazón tan mutilado/ que ha conseguido morir de cordura./hablo de un corazón que se defiende/ de su vieja y usada maquinaria/ hablo de un parto en una funeraria/ hablo de un corazón que no comprende/ Hablo de un corazón tan estrujado/ tan pequeñín, tan pobre, tan quién sabe/ que en su torrente casi todo cabe/ será real o sea imaginado”.

Y es que realmente el transplante cardíaco es la sustitución del corazón, que presenta una miocardiopatía en fase terminal por el corazón de una persona fallecida. Su indicación se realiza en pacientes con insuficiencia cardíaca terminal, pobre calidad de vida, riesgo de muerte súbita, ausencia de respuesta al tratamiento médico máximo o a una cirugía convencional y con una expectativa de vida inferior a un año. La mayoría de las indicaciones se realizan en pacientes con una miocardiopatía dilatada o con una miocardiopatía isquémica (pacientes con enfermedad coronaria que han sufrido uno o varios infartos agudos y extensos de miocardio), con una disfunción severa de la contracción del ventrículo izquierdo de ese músculo. Otras, menos frecuentes y que representan menos del 15% de los trasplantes realizados, son las miocardiopatías secundarias a enfermedades valvulares cardíacas, que han producido un daño irreversible en el ventrículo izquierdo y algunas cardiopatías congénitas.

¿Descienden los transplantes cardíacos?

Según declaraciones a nuestra revista del Dr. Alejandro Mario Bertolotti, sub-jefe del Servicio de Transplante Intratorácico de la Fundación Favaloro, ubicada en Buenos Aires, “aunque a nivel mundial están disminuyendo los transplantes de corazón por los avances logrados en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca, que es lo que en definitiva, lleva a un paciente a precisar de un transplante, por las nuevas técnicas quirúrgicas, farmacológicas, el desarrollo de la hemodinamia y la aplicación de cirugías de revascularizaciòn, estos procedimientos siguen realizándose”.
Tan sólo en el 2006 se practicaron, en nuestro país, 66 transplantes de corazón; 6 del block corazón-pulmones; 6 de corazón- riñón y 1 de corazón-hígado (con cierre 12 de noviembre). También habría que añadir que no todos los pacientes con insuficiencia cardíaca terminal se pueden beneficiar con este procedimiento quirúrgico pues el injerto esta contraindicado en enfermos con hipertensión arterial pulmonar, en infecciones activas, cuando se padecen neoplasias o enfermedades sistémicas con corto pronóstico de vida, como un cáncer, o se tiene insuficiencia renal severa o trastornos de inestabilidad psicosocial, que incluye drogadicción, en tanto dichas afecciones conspiran contra la rehabilitación postoperatoria adecuada. Los transplantes de corazón ocuparon el tercer lugar en cirugía de transplantes en Argentina, sólo superados por los injertos de riñón (571) y de hígado (197).
El Dr. Bertolotti recalca que por todas las razones mencionadas antes los pacientes que reciben indicaciones de transplantes llegan a la cirugía en condiciones delicadas. “De hecho la mitad de nuestros enfermos se transplantan en emergencia. Ante la mayoría de ellos se intervenían quirúrgicamente en lo que llamamos forma electiva, pues estaban en sus casas esperando el llamado para dicho procedimiento. Hoy el porcentaje de pacientes que se transplantan en emergencia ha crecido porque se ha logrado compensar a la persona que tiene deteriorada su función cardíaca. Gracias a la medicación y rehabilitación pueden llevar una vida más o menos normal y no tienen grandes síntomas, a pesar de su insuficiencia cardíaca. En la etapa final están muy graves, no responden a la medicación y precisan de asistencia circulatoria mecánica”.
Si lo sabrá Juan, un transplantado, de Mar del Plata quien, a los 18 años, era un chico como todos, le gustaba correr por la orilla de la playa, aspirar el salitre marino y mirar a las chicas en traje de baño... pero “un día de golpe y porrazo empecé a sentirme mal y terminé, en pocas horas, en una terapia intensiva. Los médicos explicaron que la enfermedad que yo padecía era algo así como el envejecimiento de mi corazón y que ese mal era irreversible. También explicaron que la única posibilidad de poder volver a vivir normalmente era un trasplante de corazón. Por primera vez conté mi historia en público para un programa de radio y eso me permitió conocer a una Comisión de Apoyo a la Donación de Órganos de mi ciudad. Ellos me dieron aliento, me contaron que muchos de ellos eran trasplantados y estaban muy bien. Otros estaban como yo esperando la llegada del órgano, pero para pelear por esto hacían campaña y luchaban todos los días para concientizar a la gente acerca de la donación de órganos. Después de 3 meses recibí un llamado del organismo de procuración de órganos (INCUCAI) y me avisaban que una familia solidaria había donado el corazón de su ser querido fallecido y que por el orden de la lista de espera, yo era la persona a la que le tocaba el trasplante. Ya pasaron 4 años del injerto. Mi vida cambió mucho, fue duro lo que viví y creo que me hizo más adulto y más humano. Hoy además de ser estudiante y deportista soy orgullosamente trasplantado. Pero por sobre todo soy un promotor de la Donación de Órganos, porque sé que hay muchos chicos y adultos, que están sufriendo como yo sufrí y comprendí que así como esa familia solidaria que me permitió vivir, yo me comprometí a ayudar a otros”, confiesa.

La cultura de la donación
Recientemente el Ministro de Salud y Medio Ambiente de la Nación, Dr. Ginés González García, al hacer una valoración acerca de la cultura de la donación de órganos del ciudadano/a argentino/a expresó que “no sé si somos reacios a donar los órganos, creo que éramos. Hoy ha cambiado mucho la cultura de la donación. Este es un tema complicado, que está en lo más profundo de la cultura, de las religiones, entonces, no es una materia fácil. Pero la mentalidad de los argentinos ha cambiado mucho, de lo contrario no se podría haber duplicado la cantidad de donantes anuales (12.1 por cada millón de habitantes, en 2006, comparado con 6.5 por cada millón de habitantes, en 2002)). Ahora, yo creo que hay que seguir cambiándola y darse cuenta de que por mucho que haya política y dinero de Estado, si no hay un compromiso solidario de toda la sociedad para ser donante la situación no mejorará”.
Por su parte, el Dr. Armando Mario Perichón, presidente recién nombrado del Centro Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI) – la institución que tutela el proceso de procuración de órganos y moviliza a una gran cantidad de facultativos de la salud, dedicados a la terapia intensiva y la emergentologìa, que deben responder con urgencia al llamado sanitario para garantizar la adecuada extracción y transporte del tejido o víscera - ha declarado en entrevista exclusiva a nuestra publicación, que “la sociedad tiene una actitud positiva hacia la donación; todavía hay desinformación, todavía existen los famosos mitos urbanos o leyendas urbanas, que todos conocemos en relación con este tema, que en realidad surgen justamente por la mala o inadecuada información y sobre todo porque no existe una educación formal al respecto. De todas maneras si uno hace encuestas, y todos tenemos hechas encuestas e investigaciones en las distintas provincias, entre el 70 y 75 por ciento de las encuestas callejeras hablan a favor de la donación, existe una corriente positiva a favor de ella. Después esa postura no se ve traducida, probablemente con esa fuerza, en hechos concretos. Lo que demuestra que en camino perdemos algo y esa pérdida es cultural. Los argentinos somos de decir mucho, pero cuando llega el momento de tomar la decisión final por ahí, frente a la escasez de información o a las dudas, terminamos dando una respuesta negativa. Obviamente, esto está impactado, en la actualidad, por la ley nueva, la Ley del Consentimiento Presunto, y que hasta ahora, nos está funcionando bastante bien. La ley contribuyó realmente a la concientización de esta situación”, afirma el experto.
El directivo, cuando hace un balance del trabajo del INCUCAI en el 2006, afirma que “tenemos que apuntar a la calidad total y esta, vista desde la salud, en este caso específico, es ver qué pasa con el paciente transplantado. Desde el INCUCAI nos preocupamos mucho, hasta hoy, del tema de la cantidad de donantes, de la tasa de donantes por millón de habitantes, de la identificación de los potenciales donantes, de los trabajos intrahospitalarios de los coordinadores, pero creo que llegó el momento, y es hora de autocriticarnos, de evaluarnos, de hacer las rectificaciones posibles y, fundamentalmente, de empezar a mirar que todo esto tiene un destinatario final: el paciente transplantado. Y en esto tenemos que ver la calidad de los equipos de transplantes, sobrevida de los injertos y empezar a controlar esa etapa final de este complejo y difícil proceso que es la donación y el transplante. Hasta ahora el INCUCAI estuvo preocupado más por la procuración, pero también es una autoridad que tiene que empezar a regular todo esto. Y esa es una tarea que para el próximo año va a ser prioritaria. También tenemos que retomar el liderazgo de Argentina en esta historia y tiene que ver con la capacitación de nuestros recursos humanos, ya no sólo en la coordinación intrahospitalaria, sino también en la gestión y procuración de órganos”.
Actualmente, en la Argentina existe una lista de espera de más de 5.207 pacientes que precisan de un órgano (con cierre el 12 de noviembre de 2006). De ellos hay 122 que necesitan de un nuevo corazón para seguir viviendo; 1 persona un block corazón / hígado; 35 un transplante cardiopulmonar y 2 un injerto cardiorenal. Ello sucede, a pesar de que la procuración de órganos en nuestro país aumentó un 102 por ciento, desde el 2003 a la fecha, lo que corrobora un trabajo loable y destacado, que ha posibilitado aumentar en muy corto tiempo el número de transplantes de todo tipo y también los implantes cardíacos.
Al indagar por el proceso de transplantología de corazón y las investigaciones pre y post transplantes, que aseguran la compatibilidad genética para evitar los posibles rechazos y garantizar la vida de los pacientes intervenidos, los expertos coinciden en apuntar que se realiza todo un examen exhaustivo de cada función, de cada órgano antes de la intervención quirúrgica “sabiendo fundamentalmente que el problema post-transplante va a ser la medicación que va a recibir el receptor, que es la inmunosupresión. Sin ella hoy no podríamos hablar de transplante. Desde el momento que apareció la ciclosporina, que es un fármaco que hace la inmunosupresión, cambió el rumbo de la transplantología en el mundo. Es decir que nosotros en el acto quirúrgico cambiamos un órgano por otro, pero para que ese paciente viva después va a recibir la inmunosupresión y será seguido sistemáticamente por los especialistas porque esta medicación puede tener reacciones colaterales adversas que deben ser controladas”, apunta el cardiólogo Alejandro Mario Bertolotti, quien nos explica que gracias a las respuestas a la medicación, los ajustes de las dosis, a los cuidados de las funciones orgánicas del paciente y a la rehabilitación, los transplantados pueden llevar una vida más o menos normal.
Los expertos apuntan que los resultados del transplante de corazón deben evaluarse no solamente en términos de supervivencia, sino también teniendo en cuenta la calidad de vida que proporciona al paciente sometido al injerto. Para los supervivientes, el trasplante cardíaco alcanza la meta fijada al proporcionar la posibilidad de incorporación a una vida activa y normal a hombres y mujeres que, sin este tratamiento, tenían una expectativa de vida inferior a un año, con una incapacidad física completa.
Sin dudas, el acto de un transplante cardíaco no tiene nada de magia, es mucho trabajo de todo un equipo multidisciplinario (que incluye desde terapistas intensivos, emergentólogos, enfermeras, psicólogos, chóferes de ambulancias y hasta la contención de parientes del receptor y la solidaridad de los familiares allegados del donante, etc). Detrás de todo ese proceso hay mucho esfuerzo, estudio, dedicación, investigación, horas y horas de exámenes al paciente, antes y después del acto de transplante y sobre todo muchos recursos intrahospitalarios, en tanto constituye un procedimiento médico quirúrgico de los más costosos para la política sanitaria de un país.

En recuadro:
Buscar un corazón sano
El transplante de corazón consiste en un procedimiento quirúrgico para extirpar un corazón lesionado o enfermo y reemplazarlo por otro sano de un donante. La operación tiene sus etapas: mientras el paciente se encuentra bajo sueño profundo y sin dolor (anestesia general), se hace una incisión a través del hueso del tórax (esternón). La sangre se redirecciona a través de tubos a una máquina de derivación corazón-pulmón con el fin de mantenerla bien oxigenada y circulante durante el procedimiento. El corazón enfermo del paciente se extrae y el corazón donado se sutura en su sitio.
El corazón sano del donante, que será implantado en el receptor, se obtiene de una persona que ha sufrido muerte cerebral, pero que permanece con vida artificial. Dicho órgano se transporta en una solución especial que lo preserva, hasta que sea colocado en el nuevo cuerpo.
El trasplante de corazón prolonga la vida de un paciente que de otra manera moriría. Cerca del 80% de las personas a quienes se les practican trasplantes de corazón siguen vivos dos años después de la cirugía. El principal problema, como sucede con otros trasplantes, es el rechazo al injerto. Si esto sucede puede ser controlado, la supervivencia puede aumentar hasta 10 años para una persona que, de no ser por esta opción, dejaría de vivir.
Los medicamentos inmunosupresores se deben tomar indefinidamente y las actividades relativamente normales se pueden reanudar tan pronto como el paciente se sienta lo suficientemente bien y haya consultado a su médico. Empero, se deben evitar las actividades físicas vigorosas pues la recuperación del transplantado cardíaco tiene un promedio de 6 semanas.

Perspectivas para pacientes con VIH-Sida... "Un camino promisorio para inhibir la replicaciòn viral".

La mortalidad por VIH-SIDA ha disminuido con las nuevas terapias antirretrovirales entre un 80 y un 90 por ciento, en dependencia de las zonas geográficas.

Por: Lic. Juan Carlos Rivera Quintana
Colaboración para la Revista Ahora, la Salud


La Dra. Isabel Cassetti, médica infectòloga argentina, directora médica de la Fundación Helios Salud, vicedirectora FUNCEI (Fundación Centros de Estudios Infectológicos) y miembro de la Sociedad Internacional de VIH-SIDA, está pronta a partir para la 4th IAS Conferencia en Patogénesis, Tratamiento y Prevención VIH (IAS 2007), que se realizará del 22 al 25 de julio, en Sydney, Australia, donde se reunirán reportes de las últimas investigaciones en prevención, clínica y ciencias básicas sobre VIH-SIDA y se continuará haciendo énfasis en los más recientes avances científicos que pueden apoyar en la praxis la respuesta global a dicha pandemia, pero antes de su viaje conversó con nuestra publicación sobre un tema de actualidad noticiosa: las perspectivas que se abren para los pacientes con VIH-SIDA con los nuevas terapias antirretrovirales (HAART).
La experta comienza explicando que “en realidad, el advenimiento de los tratamientos antirretrovirales de alta eficacia (HAART) han producido un tremendo impacto, en términos de la disminución de la mortalidad de los pacientes con VIH-SIDA. Ese descenso de la mortalidad, dependiendo de los sitios y las series publicadas, es más del 80 al 90 por ciento y una mejoría de la calidad de vida, pues ahora los pacientes son menos asediados por las enfermedades oportunistas. Esto conllevó a que nosotros cuando hablamos de la historia del tratamiento estemos hablando de dos eras: la pre-HAART (antes del l996) y la era post- HAART (a partir del 97); este impacto que se traduce en la disminución de la mortalidad y mejoría de la calidad de vida ha llevado a la disminución de la frecuencia, también, de las enfermedades oportunistas (que engloban tanto a las infecciones oportunistas como a los tumores relacionados, por eso hablamos de enfermedades y no decimos solamente infecciones oportunistas). Esta cuestión de los tratamientos antirretrovirales (ARV) convirtieron a la infección por HIV-SIDA en una patología crónica, definitivamente”, apunta la Dra. Cassetti del otro lado de la línea telefónica.

Le comento que, en la actualidad, existen pacientes con 17-19 años de evolución y tratamiento de la enfermedad y me comenta que definitivamente es así, que ella los tiene con ese tiempo de evolución y más, de manera que son enfermos que afortunadamente pudieron sobrevivir para recibir los protocolos combinados de drogas.

“El tema del impacto es un aspecto importante – manifiesta nuestra interlocutora -, el otro es qué se busca con el tratamiento. Naturalmente que el paciente esté vital y viva bien es crucial, pero el objetivo desde el punto de vista de nuestra práctica es conseguir que el paciente suba el nivel de CD- 4 y baje su carga viral a niveles no detectables en plasma sanguíneo (la carga viral es la cantidad de virus en sangre, 50 copias es el umbral del método ultrasensible). De manera que queremos que nuestros pacientes tengan menos de 50 copias /ml, durante el mayor tiempo posible, por años.

“El otro objetivo es que suba el CD- 4, que lo medimos también por análisis de sangre, al igual que la carga viral, y es una expresión de la respuesta del sistema inmunológico. Entonces, cuanto mejor tenga nuestro paciente su CD- 4 mejor va a ser el pronóstico y cuanto más bajo sea el CD- 4 tendrá mayor susceptibilidad de tener enfermedades oportunistas. Si el CD- 4 baja a menos de 100, ahí estamos en riesgos de tener una enfermedad oportunista. Lo que hace el tratamiento entonces es subir el CD- 4 y bajar la carga viral. Estos son los efectos más destacados del tratamiento. Pero ha ocurrido que con el tiempo han aparecido problemas relacionados con el tratamiento ARV, como las adherencias, las resistencias farmacológicas, los problemas con las interacciones de drogas y los eventos adversos o toxicidades producidas por los fármacos.

“Cuando hablo de resistencias estoy refiriéndome a la disminución de la sensibilidad del virus a las drogas, es decir que el virus se hace resistente a las drogas y la consecuencia de ello es que los medicamentos no funcionan adecuadamente y nos vemos precisados a cambiar los esquemas de tratamientos.
Saliéndome un poco de esos cuatro grandes problemas del tratamiento ARV y yendo puntualmente a valorar de estos cuatro problemas cuáles son los más preocupantes le tendría que mencionar el problemas de la adherencia o sea en el cumplimiento del tratamiento y la otra gran dificultad o inconveniente es la resistencia”, apunta la infectòloga.

De batallas y nuevos tratamientos

-¿Cuando habla de los problemas de adherencias al tratamiento está incluyendo a aquellos pacientes que dejan por cuenta propia, de tomar la medicación?
“Claro, incluyo también a esos pacientes y eso sucede por la complejidad de los tratamientos, por los efectos adversos, por la cantidad de pastillas que deben tomar los enfermos con VIH-SIDA, pero cada vez más estamos simplificando los tratamientos, de manera que ahora no es como hacía muchos años atrás que los enfermos debían tomar entre 15 y 20 pastillas diarias. Actualmente, estamos hablando de 3 a 4 pastillas y es más se están valorando, en la actualidad, hasta de una pastilla por día.

“El asunto, es que existen las resistencias primarias que son aquellas que aparecen en el virus, en la cepa del enfermo sin haber recibido tratamiento previamente o sea que se le detecta la enfermedad por primera vez, que recién se acaba de infectar y todavía no está recibiendo tratamiento. Quizás esa cepa del virus sea resistente porque es contagiada por otro paciente que ya tienen un virus muy resistente. Eso es un problema muy grande porque ya al haber resistencia primaria tenemos que iniciar un tratamiento un poco diferente para luchar contra un virus que será más resistente. Entonces de ahí la importancia de conocer los niveles de resistencia primaria en distintos países del mundo, porque no es lo mismo la cepa en África, que la de los enfermos en Sudamérica, que los de Asia.

“La resistencia secundaria es la que aparece durante el tratamiento, es decir que cuando un paciente comienza un tratamiento farmacológico existe una probabilidad alta de que su virus se vuelva resistente con el transcurso del tiempo. Entonces eso sucede por las características propias del virus, que muta, que tiene una enzima que comete errores cada vez que el virus se replica. Al replicarse el virus se torna defectivo y se puede hacer resistente por sí mismo, que es lo que la gente llama habitualmente como la capacidad del virus de mutar y hacerse resistente. A ello hay que sumar que muchas veces los pacientes con VIH-SIDA que toman y dejan las medicaciones y no lo hacen de manera regular le dan la posibilidad al virus de replicarse y es otro elemento que contribuye a la resistencia.

“De manera que son varias razones las que pueden contribuir a la aparición de la resistencia viral. Hoy tenemos que lidiar con el inconveniente de la resistencia y esto nos da lugar para hablar de cuáles son las nuevas líneas de tratamiento o nuevas drogas y porqué necesitamos drogas nuevas para tratar a los enfermos con VIH-SIDA. Esto ocurre, primero, porque existe la resistencia farmacológica, por ello se precisan drogas nuevas que tengan un diferente perfil de resistencia a los fármacos ya existente. Cuando hablamos de resistencia ya se conocen las mutaciones que son propias para cada droga o grupo de drogas. Entonces, se trata de tener drogas mejores, con mayores perfiles de resistencia que las anteriores, que sean capaces de funcionar ante virus resistente. También se precisan drogas nuevas por el tema de la adherencia, que se toleren mejor, que se den en menos cantidad (menos comprimidos por día),que tengan menos efectos adversos”, advierte la médica.

A hablar de las nuevas drogas apunta que “tenemos las que trabajan o funcionan inhibiendo la entrada del virus, es decir aquellas que impiden el ingreso del virus al linfocito, a la célula del ser humano. Entre ellas se encuentran los inhibidores de la fusión, donde se destaca el Enfuvirtide (T-20), aprobada por la Food and Drug Administration, de los Estados Unidos, (FDA) y la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Medica, de Argentina (ANMAT). (Ver recuadro). Después existe otro grupo, que son los inhibidores de correceptores; esas drogas todavía no están aprobadas médicamente, pero la FDA pronto lo hará.

“Otro grupo son los inhibidores de la integrasa, que son drogas que están por llegar y validar el año próximo y también hay dos drogas nuevas, de un grupo ya existente, los inhibidores de la proteasa, donde se encuentran el Tipranavir y Darunavir, que a pesar de ser nuevas ya están a la venta en nuestro país”.

-¿Cómo vislumbra usted el panorama de los pacientes con VIH-SIDA mientras no aparezca la vacuna?
“Veo el futuro del tratamiento como algo muy promisorio porque en poco tiempo se ha avanzado mucho en el conocimiento de cómo funciona el virus y el impacto de las diferentes drogas que existen en el mercado para inhibir su replicación. El mundo entero está investigando en ese sentido para poder alcanzar la curación, que hoy todavía no la tenemos pero hacía ese camino va la ciencia. Creemos que en el tema de las drogas y las combinaciones de las drogas hemos hecho mucho más que en el desarrollo de la vacuna, que hasta ahora no ha podido ser lograda con efectividad. Sin embargo, si nos trasladamos al campo de la investigación de las drogas este conocimiento ha ido mucho más rápido. Por ello veo el futuro del tratamiento con optimismo y lo veo de manera promisoria.

“Los pacientes no deben perder de vista esto, en la medida en que podamos tener drogas más fáciles de tomar, con menos efectos adversos, que controlen más la replicación del virus, que tengan un perfil de resistencia diferente nos vamos a estar aproximando a lograr la curación. Mientras tanto, es muy importante que se recuerde que, en ausencia de una vacuna, la única herramienta eficaz que se tiene es la prevención, o sea prevenirnos del contagio con las formas que todos conocen. El contagio por la vía sexual (es el 80 por ciento de las nuevas infecciones por VIH-SIDA, en el mundo, se adquieren por vía sexual), entonces el uso consistente del preservativo a través del tiempo es un elemento que debemos tener muy presente en nuestra vida diaria”.

-En los últimos tiempos se ha instalado en el imaginario colectivo que los varones circuncidados tienen mucho menos posibilidad de infectarse y ello ha traído consigo que muchos no estén usando el preservativo porque se creen inmunes a la infección por VIH-SIDA.
“Esto es un gran error, los estudios indican que la circuncisión baja el riesgo de contagio en un 50 por ciento, pero no en un ciento por ciento y lo que se está viendo es si esta medida puede acompañar a otras en el mundo, pero todavía no es una norma, no es una regla, ni una recomendación universal, o sea baja la probabilidad de contagiarse la infección de esa persona circuncidada, pero nada más. A su vez esa persona circuncidada, si posee HIV-SIDA, puede contagiar a otros con mucha mayor facilidad”.

-En los últimos tiempos mucho se habla del proceso de feminización que está sufriendo la infección por VIH-SIDA, en el mundo. ¿Qué opina sobre esto?
“Ello es cierto, y se debe a que la vía principal de transmisión actualmente es la heterosexual, cuando empezó la epidemia, en muchos lugares, era la homosexual. Ahora las mayores cifras detectadas son de pacientes heterosexuales, y cada vez más en mujeres y esto es una preocupación porque estamos cada vez más preocupados con respecto a los niños, a los recién nacidos. En mi opinión el mayor impacto que produjo el tratamiento ARV fue la disminución de la transmisión de la madre embarazada al hijo; antes sin dar ninguna medicación la probabilidad de transmisión de la madre infectada al recién nacido era de 30 a 50 por ciento, dependiendo de los lugares en el mundo. Cuando aparece el fármaco AZT esa cifra baja al 8 por ciento y ahora con los tratamiento combinados con las terapias ARV (HAART) es menos del dos por ciento, eso si es un impacto importante, sin dudas”, concluye nuestra interlocutora.

En recuadro:

Enfuvirtide (T-20): una novedad terapéutica
La Dra. Isabel Cassetti se refiere en muy buenos términos a la droga T-20 y comenta que “ha sido aprobada para los pacientes en fallos de tratamiento y ahí más que el término pretatado como utiliza alguna bibliografía, empleamos el de pacientes experimentados o con fallos múltiples. El paciente con fallos múltiples es el que hizo un esquema de tratamiento y le falló e hizo otro y también le sucedió lo mismo (hizo varios esquemas de tratamientos con fallos).
“El T-20 no está indicado para pacientes que recién empiezan el tratamiento, sino para aquellos que presentan fallos múltiples y es una medicación que ha demostrado ser de suma eficacia en este grupo de pacientes, asociado a alguna otra droga activa. Por eso es muy importante este concepto de que en estos pacientes con fallos múltiples, cuando se precise cambiar el esquema de tratamiento, se incorpore – al menos- dos drogas activas o nuevas para el cual el virus sea sensible”, comenta.

Transplante renal: Un acto de nobleza extrema.

En nuestro país se han realizado, durante el 2006, (con cierre el 23 de julio), 377 transplantes de riñón, 16 de riñón-páncreas, 3 de hígado-riñón y 1 de corazón-riñón, según datos del INCUCAI. En Argentina, existen, alrededor de 200 mil pacientes en diálisis crónicas por insuficiencias renales terminales, que esperan un riñón para mejorar su calidad de vida.

Por: Lic. Juan Carlos Rivera Quintana
Para la Redacción de Ahora, la Salud

“El día que Nacho tuvo la oportunidad de mejorar su salud con un transplante renal y seguir junto a nosotros y a sus tres hermanos nos dimos cuenta que la vida nos entregaba un quinto hijo; el que no habíamos gestado por nuestra decisión, pero que llegó por la aceptación anónima de otros padres, como nosotros, que decidieron – en un acto de nobleza extrema -donar los riñones de su pequeño, que ya se encontraba en muerte cerebral, en una sala de terapia intensiva de nuestro país”, dice Marité R., la madre de Nacho, un chico que ahora tiene seis años y desde que nació padecía de una insuficiencia renal terminal y no tenía más opción para seguir existiendo que someterse a un transplante de riñones.
“En ese momento – recuerda Daniel, el padre del pibe – cuando nos hablaron del transplante renal como única salida entramos en shock y nos aterramos, pues desconocíamos todo ese mundo de la ablación, los donantes, los receptores y las pruebas de compatibilidad. Posteriormente, a Nacho se lo incluyó en lista de espera. Su salud se deterioraba, llegando a estar en riesgo de muerte. Urgía el trasplante. Los hechos y la búsqueda de una solución nos demostraron, entre otros motivos, que la sociedad tiene dudas, miedos, negación, desinformación o juicios errados que le impiden tomar su propia decisión. Nos sorprendió una noche el llamado del Centro Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI) que nos avisaba del inicio del operativo para el transplante, la posibilidad nos llenaba de esperanzas, empezábamos una nueva aventura. Sabíamos que en otro lugar la desesperanza se instalaba en una familia como la nuestra y no es fácil afrontar el dolor que provoca la muerte de un ser querido. El alta demoró, pero superamos el miedo. Vimos una mejor forma de vida para Nacho, que a partir del transplante inició una buena relación en lo social, en la escuela, en actividades deportivas y sobre todo en familia. Para nosotros la espera fue corta, pero sabíamos que podía durar años. Desde el día que el órgano compatible llegó para dar mejoría y calidad de vida a nuestro hijo, estamos agradecidos a las personas que aceptaron la ablación en un momento tan difícil para tomar esa decisión, incluso queremos hacerlo extensivo a los que hoy llenan su ficha como donante voluntario, deseando ser útiles”, confiesa el padre, mientras mira como en el jardín su pequeño hijo juega y es feliz con su perra Malena y la bicicleta recién comprada como regalo por sus excelentes calificaciones escolares.

Entre diálisis y transplantes
Los expertos sanitarios suelen afirmar que un órgano es insuficiente cuando no es capaz de realizar correctamente la función o las misiones vitales asignadas por el organismo para mantener la salud de su portador. El riñón deja de funcionar cuando no es capaz de eliminar la mayoría de los productos finales del metabolismo humano, (sus detritus y toxinas); cuando no mantiene constante la composición del líquido que rodea nuestras células (aguas y sales minerales) y hace que éstas no funcionen adecuadamente como un mecanismo de relojería y cuando está impedido de actuar como un órgano endocrino o formador de hormonas, de vital importancia en los procesos de síntesis y comunicación celulares y en la estimulación de los tejidos del cuerpo.

Según el Dr. Rubén Omar Schiavelli, Jefe de la unidad de Nefrología del Hospital General de Agudos “Dr. Cosme Argerich”, ubicado en Buenos Aires, “el transplante renal es una terapéutica específica para aquellos pacientes que sufren de insuficiencia renal crónica y están en tratamiento sustitutivo de hemodiálisis o diálisis peritoneal. Dicha patología tiene múltiples orígenes y se reconocen entre sus causas más frecuentes la diabetes, las enfermedades propias de la estructura renal como las glomerulopatías, la hipertensión arterial no controlada y otras enfermedades hereditarias, tales como las poliquistosis renal. En el campo de la Pediatría cobran importancia, entre otras, las alteraciones de la anatomía renal, como el reflujo urinario”.

Cuando se ha llegado a una insuficiencia renal crónica, y esta es muy avanzada, no se debe esperar a que los riñones dejen de funcionar totalmente y entonces el médico orienta la diálisis, ya que aunque el régimen dietético sea muy estricto y no se tengan síntomas urémicos, pueden aparecer complicaciones, como la pericarditis (inflamación de la envoltura del corazón), polineuritis o daños de los nervios y gastritis con riesgo de hemorragias digestivas. Además se puede producir un deterioro del organismo que luego será mucho difícil de remontar, a pesar de la diálisis, que es un procedimiento que se realiza para retirar los elementos tóxicos (impurezas o desechos) de la sangre, cuando los riñones no pueden hacerlo).

La diálisis llega, entonces, cuando el órgano no es capaz por sí solo de realizar sus funciones. Por lo general, aunque este procedimiento se haga muy bien y con todos los adelantos disponibles, sólo consigue sustituir algunas de las múltiples funciones del riñón. A juicio de los expertos, las deficiencias hormonales y las frecuentes variaciones de la cantidad de líquido y sales en el cuerpo conducen a la progresión o aparición de problemas relacionados con la insuficiencia renal. Esto no ocurre con un riñón transplantado. Cuando un paciente es sometido a un transplante renal vuelve a ser completamente normal y en poco tiempo pueden desaparecer problemas como la anemia o las lesiones en huesos, músculos y nervios.

Desde que en la Navidad de 1952, un grupo multidisciplinario de médicos franceses realizaron, con éxito, el primer transplante renal en humanos, hasta nuestros días, los adelantos científico-técnicos, las novedades farmacológicas y los resultados han mejorado paulatinamente. Hoy día, los episodios de rechazo agudo son menos frecuentes y severos, las complicaciones, luego de esta intervención quirúrgica, van disminuyendo y no es impensable que en un escenario prospectivo de una década, se puedan conseguir estados de inmunotolerancia en los que el rechazo sea un capítulo infrecuente.

Actualmente, en el mundo se han superado ya los 100.000 transplantes renales y en nuestro país son más de 500 los pacientes que reciben un injerto renal anualmente. Tan sólo en lo que va de año (con cierre el 23 de julio) se habían realizado ya 377 transplantes de riñón; 16 de riñón-páncreas; 3 de hígado- riñón y 1 de corazón-riñón, lo que corrobora el alto nivel alcanzado por nuestras instituciones especializadas de salud en estas intervenciones que, el pasado año, alcanzaron la cifra 619 injertos renales en todo la Argentina, lo que propició que gran número de pacientes pudieran reorganizar una vida sana y productiva.

El transplante de órganos y tejidos es un tratamiento médico complejo, que consiste en sustituir un órgano vital que ha dejado de funcionar por otro sano de un donante vivo o cadavérico. Dichas intervenciones están legisladas minuciosamente, tendiente a asegurar a la sociedad la garantía de que ese órgano o tejido humano va a tener como destino un procedimiento terapéutico. Además es el Estado el responsable de darle esa seguridad a la sociedad. A diferencia de otras tecnologías esta tiene un marco normativo y organismos específicos y bioéticos, como es el caso del INCUCAI, entidad estatal encargada de la procuración y el transplante de órganos y tejidos en la Argentina, que impulsa y coordina el sistema conformado por las diversas jurisdicciones responsables de la procuración, distribución e implante de órganos en cada una de las provincias de nuestro país, controlando la lista de espera y los operativos de traslados en tiempo y forma de receptores y donantes.

Al conversar con el Dr. Salomón Algranati, Jefe de la unidad de Nefrología del Hospital Italiano, de la Ciudad de Buenos Aires, conocemos que en la Argentina, en este momento, tenemos alrededor de 20 mil pacientes en hemodiálisis crónica por fallas renales terminales. En su institución se han realizado, en lo que va de año y hasta el 28 de julio, 20 transplantes renales; de ellos 9 de riñón-páncreas, destacándose nacionalmente por la práctica y los resultados exitosos de esta técnica quirúrgica.

“Cuando el paciente comienza a tener una función renal muy pobre debemos empezar el tratamiento dialítico crónico, en una de sus dos modalidades: la hemodiálisis y la diálisis peritoneal continúa y ambulatoria. En algunas situaciones muy puntuales es posible transplantar al enfermo sin dializarlo, sobre todo cuando aparece la posibilidad de tener un donante vivo relacionado familiarmente
Para el donante vivo, en general, los riesgos son muy bajos, yo diría casi despreciable, son muy excepcionales las comunicaciones de accidentes graves en donantes y mucho menos la muerte. De manera que el ser donante vivo está prácticamente exento de riesgos significativos. En nuestra unidad, en 350 transplantes renales realizados, en adultos, hemos contado con un gran porcentaje de donantes vivos relacionados y jamás hemos tenido ningún problema con el donante”, confiesa el Dr. Algranati.

A renglón seguido, comenta que habitualmente el paciente entra en lista de espera de transplante cadavérico, una vez que comienza a dializarse y es sometido a una serie de exámenes para determinar cuáles son realmente las condiciones físicas y psíquicas que lo convierten en un candidato óptimo para ser transplantado. Ello forma parte de su preparación pre-transplante. En esos momentos se busca descartar en el receptor si tiene alguna enfermedad cardiovascular avanzada, una enfermedad hepática grave o tiene concomitante con su problema renal una neoplasia maligna u otra patología infecciosa de riesgo, que lo contraindiquen para el transplante. “De lo contrario, si el receptor está en aceptables condiciones debe ser obligadamente anotado en lista de espera, salvo que haya una negativa del paciente, por voluntad propia. Hay enfermos que no desean transplantarse, pero son los menos”, afirma el nefrólogo del hospital italiano.

De rechazos y compatibilidades
Al indagar por la existencia de un estudio, denominado cross-match (contra donante para las investigaciones sobre compatibilidad, que es de vital importancia para el completo éxito del implante renal) nuestro interlocutor explica que “hay que precisar que una cosa es la compatibilidad y otra el cross-match. La compatibilidad se hace en base a tipificar lo que se llama HLA del receptor con el donante eventual. El HLA, (una sigla en inglés), se determina en los leucocitos del paciente y del receptor para comparar si hay coincidencia y poca posibilidad de rechazo por parte del receptor con el HLA del donante y tiene que existir una cierta similitud para que pueda realizarse exitosamente la intervención quirúrgica.
El cross-match determina si el receptor no tiene ya anticuerpos preformados en contra de su potencial donante. En caso de que existan anticuerpos positivos el transplante estaría formalmente contraindicado en términos generales, salvo situaciones muy excepcionales en donde se pueden practicar algunas técnicas de desensibilizaciòn, pero en general la existencia de esos anticuerpos preformados del receptor hacia el donante contraindican el transplante o al menos le confieren un altísimo riesgo de fracaso”, advierte el DR. Algranati.

-¿Cómo se comportan los episodios de rechazo agudo postransplante en nuestro país y en el hospital, específicamente?
“Una cosa es la profilaxis del rechazo y otra el tratamiento del rechazo. La profilaxis guarda relación con la inmunosupresión, cuyo objetivo es evitar el rechazo. Si el éste sobreviene, aún así, tiene tratamiento, hay herramientas terapéuticas muy accesibles para controlarle. De hecho la mayoría de los rechazos - salvo los hiperagudos, que en general son irreversibles y excepcionales y están vinculados al tema de la existencia de anticuerpos preformados por el receptor - son respondedores al tratamiento profiláctico (ciclosporina, corticoides y otros fármacos). Una vez instalado el rechazo son también los corticoides, en dosis muy altas, y los distintos tipos de anticuerpos (mono y policlonales) los encargados de intentar dar una solución al problema. Por suerte, la incidencia o prevalencia de los rechazos, en base a todo el arsenal inmunosupresor, de los últimos 20 años, es muy baja realmente. En nuestra serie, en los últimos 5 a 10 años, está en alrededor del 20 por ciento, incluyendo los injertos renopancreáticos, que son específicamente más rechazadores.
Los tratamientos hemodiàliticos sustitutivos, antes del transplante, generan una dependencia del enfermo a este procedimiento médico, al que se debe someter entre una y tres veces semanales, que lo limitan individual y socialmente. Por ello pacientes transplantados, en buenas condiciones físicas y en una edad no tan avanzada, poseen una superior calidad y expectativas de vida”, comenta el especialista del hospital italiano.

En recuadro:

Una valoración acertada
En la Argentina, en el último año, ha mejorado el tema de la donación y la procuración de órganos, quizás ello tenga que ver con la modificación de la ley. Actualmente, la voluntad de donación y la procuración han aumentado. La mayoría de los especialistas renales consultados coincidieron en la necesidad de mejorar la calidad de los donantes, pues ello repercute en los resultados finales del injerto. Los potenciales donantes, con muerte cerebral ya diagnosticada, deben ser mantenidos lo mejor posible y muy cuidados en las terapias intensivas. También abogan porque, en la medida de las probabilidades, se busque que los donantes sean óptimos y no subóptimos o marginales (que incluye pacientes añosos con algún tipo de patología vascular asociada y que no son buenos donantes porque poseen riñones con cierto grado de deterioro por alguna enfermedad renal preexistente). También hablan de la necesidad de mejorar los tiempos de isquemia del riñón donado. En la Argentina sigue existiendo muy largos tiempos de isquemia en comparación con otros países más desarrollados, por problemas de organización del sistema que influye en el traslado, por las largas distancias, debido a nuestras características geográficas. Ello prolonga exageradamente los tiempos de isquemia total (las horas que corren desde que se extrae el riñón hasta que se implanta; los tiempos deseables son alrededor de 15-16 horas). En gran parte de las unidades de transplante argentinas, los tiempos de isquemia superan las 20 horas, como media; ello tiene repercusiones orgánicas y va en contra del comienzo del funcionamiento del riñón implantado.

Dìa Mundial de la Donaciòn y el Transplante de Ôrganos: "Dar vuelta una bisagra en la procuraciòn de òrganos".

La celebración tiene entre sus propósitos difundir y promover la donación de órganos y tejidos para trasplante, y aunar los esfuerzos de toda la ciudadanía que trabaja en favor de la temática en el planeta para analizar, debatir y compartir experiencias y conocimientos. Además, promover la comunicación y la toma de conciencia en estas luchas. Argentina será la sede, el 26 de octubre, del Segundo Día Mundial.

Por: Lic. Juan Carlos Rivera Quintana.
Para la Revista "Ahora, la Salud".

María de los Milagros tiene un nombre casi hecho a la medida. Relata que cuando en 1985 llenó la ficha de donante voluntaria de órganos en uno de los hospitales de su provincia, en la Patagonia, y le colocaron el cuño en su Documento Nacional de Identidad lejos pero muy lejos estaba de imaginar “con esa natural omnipresencia humana que iba a ser yo la que pasara de donante a receptora de órganos. Después de un largo y doloroso proceso, fui derivada de urgencia a la Cuidad de Buenos Aires con el diagnóstico de absceso de córnea y colocada en el lugar prioritario en el listado de receptores”, confiesa.
“Muchas cosas pasaron por mi cabeza, ninguna superficiales, desde el momento en que acepté que el transplante de córnea era la única posibilidad para mi ojo. Todas mis reflexiones se agolpaban y empezaba a valorar no sólo la intervención quirúrgica, sino cosas tan profundas y movilizadoras como la integridad del propio cuerpo, la vida y la muerte. En esos momentos tuve muy presente la ‘comunión de los santos’ de la que habla el dogma católico y de los pecadores, esa comunión entre vivos y muertos que enseñan todas las religiones. Los que hemos tenido la desgracia de perder un familiar querido en un accidente sabemos que el dolor, sumado a lo súbito de la noticia, generan una sensación de irrealidad que dificulta la toma de decisiones. Esto es lo que hace mucho más valioso, según mi entender, el hecho de aceptar y materializar la voluntad expresada en vida por el donante o el tener que tomar una decisión en ese momento”, revela con resignación nuestra testimoniante y agradece sinceramente, desde lo hondo de su corazón al donante anónimo de quien recibió la córnea y a sus familiares, a los profesionales que intervinieron en el operativo del Instituto Nacional Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI) para el traslado del donante y a los especialistas que la intervinieron y transplantaron. “La actuación serena y rápida para que la espera del órgano fuera increíblemente breve, el desempeño de los médicos que me operaron y el apoyo de mis familiares y amigos que formaron una red palpable de afecto que me contuvo y alentó, posibilitó que enfrentara el transplante de córnea de la mejor manera posible. Me gustaría alentar a indecisos o temerosos a tomar la generosa decisión de convertirse en donantes de órganos para seguir ayudando a todos los que precisan un transplante para mejorar su calidad de vida o más fundamentalmente, tuvimos la posibilidad de seguir viviendo gracias a ese acto de nobleza extrema”, ratifica con la alegría de saberse recuperada.

La anécdota por ilustrativa y sensible resume en su esencia humana una fecha que celebraremos próximamente: el 26 de octubre de este año. La Argentina se prepara para ser, ese día, la sede del Segundo Día Mundial de la Donación y el Transplante de Órganos, auspiciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El primer Día Mundial tuvo lugar en Suiza, en el 2005. Desde el primer festejo, la fecha ha apuntado a incrementar el conocimiento y reflexión, desde una perspectiva global, sobre los trasplantes de órganos y tejidos en los distintos países y la necesidad de la donación voluntaria en vida. También se propone aumentar la colaboración de todos los grupos ciudadanos que trabajan a favor de la donación y la ablación, desde el Estado, la opinión pública y los pacientes, y estimular los valores que están asociados a este acto de amor promoviendo la transparencia, el acceso equitativo, la seguridad, la eficiencia, en franca oposición a la comercialización de órganos, tanto a escala local, como nacional e internacional.

Recientemente, el Ministro de Salud y Medio Ambiente, Dr. Ginés González García informaba que “se ha duplicado la tasa de donantes de órganos por millón, en Argentina, desde el 2002 hasta la fecha. Hoy tenemos un marco legal distinto (en referencia a la llamada Ley del Donante Presunto), una estrategia para asegurar la provisión de medicamentos a todas las personas que no tengan cobertura de obra social o de otro tipo; eso está fuertemente incluido en nuestro próximo presupuesto”, recalcaba. A renglón seguido consideraba que dicho logro “no es un éxito del gobierno, sino de toda la sociedad, que entendió que sin solidaridad la cuestión no tenía solución”.

Por su parte, el flamante titular del (INCUCAI), Dr. Armando Perichón (inmunólogo), en el acto de asunción de su cargo manifestaba el compromiso de “trabajar para seguir creciendo” y valoraba que desde el 2002 hasta la fecha “dimos vuelta una bisagra en la procuración de órganos. De alguna manera el programa Federal de Procuración de Órganos nos dio confianza y nos hizo creer que podíamos cambiar la historia de la procuración de órganos en nuestro país. Creo que nos demostramos a nosotros mismos que podíamos modificar esa historia en la que nunca avanzábamos y en la que la tasa de donantes por millón de habitantes siempre quedaba estancada. Entre el ministerio y los que estamos todos los días en la trinchera de procurar órganos pudimos entender que podíamos confiar en nosotros mismos para cambiar. Hoy ya estamos en dos dígitos y todavía podemos seguir creciendo, tenemos que tratar por todos los medios que los hospitales y los servicios sanitarios de nuestro país entiendan que la procuración forma parte del sistema sanitario que tenemos y si lo logramos seguramente dentro de unos años nos vamos a dar por satisfechos”, decía.

Los guarismos hablan por sí solos. Hasta la fecha (con cierre 10 de septiembre) se han realizado, en lo que va de año, 708 transplantes en total; de ellos 156 de hígado; 48 de corazón; 11 de pulmón; 460 de riñón; 4 del block corazón/pulmones; 19 de riñón/páncreas; 4 de hígado/riñón; 1 de corazón/hígado y 1 de corazón/riñón.
Pero, ¿en qué consiste realmente este procedimiento quirúrgico y cuántos colectivos laborales deben funcionar, como mecanismo relojeril, para que se culmine exitosamente la intervención quirúrgica y se salve una vida? El Dr. Carlos Soratti, quien fuera presidente del INCUCAI, hasta hace pocas semanas y fue promovido al cargo de secretario de Políticas, Regulación y Relaciones Sanitarias, del Ministerio de Salud y Medio Ambiente de la Nación nos comentó en una entrevista que ofreció a nuestra publicación, hace un tiempo, que el transplante de órganos es en la actualidad un tratamiento de elección de algunas disfunciones orgánicas terminales tanto agudas como crónicas, “es un proceso médico complejo, que consiste en sustituir un órgano vital que ha dejado de funcionar por otro sano. Esta técnica en constante evolución, se viene desarrollando con mucho éxito en nuestro país y a través de ella muchos pacientes sometidos a largos tratamientos han logrado mejorar su calidad de vida y llevar una existencia más plena”, explicó, entonces, la autoridad, quien tiene una experiencia de más de 15 años en los temas de transplantología en la provincia de Buenos Aires y es un especialista en Terapia Intensiva y Emergentología.

El transplante es una tecnología médica que requiere de una legislación minuciosa tendiente, principalmente, a asegurarle a la sociedad la garantía de que ese órgano o tejido humano va a tener como destino un procedimiento terapéutico. Además es el Estado el responsable de darle esa garantía a la comunidad. Por eso es que en el mundo entero, todos los países que realizan transplantes lo hacen de una manera regulada y fiscalizada. A diferencia de otras tecnologías esta tiene un marco normativo y organismos específicos y bioéticos, como es el caso del INCUCAI, en nuestro país.

La escasez de donantes

Uno de los problemas principales de la transplantología es la escasez de donantes en correspondencia a los receptores en lista de espera, siendo hoy mayor la cantidad de pacientes que mueren a la expectativa de un órgano que no llega en tiempo, que por el acto operatorio en sí. Este dato y el conocimiento de que la principal causa de disfunción primaria del injerto es el mal manejo del donante, justifican disponer de un protocolo de asistencia que unifique criterios actualizados sobre el tema y regule todo la operatoria de la calidad del órgano donado, su traslado y posterior injerto en el organismo receptor.

En la Argentina en 1996, la tasa de donantes de órganos era de alrededor de 7 por millón de habitantes, en el 2004 ya se hablaba de 10.7 donantes por cada millón de habitantes. Posteriormente, después de que el Gobierno logró instalar el tema de la donación en la agenda de discusión sanitaria del país, se ha logrado una cifra de entre 12.3 y 14 por millón de habitantes, lo que corrobora los aciertos de las líneas fundamentales desarrolladas por la política nacional de transplantes en nuestro país. Dos direcciones substanciales de la política nacional de transplante, también, influyeron: una, el desarrollo de un Programa sanitario, que llamamos Programa Federal de Procuración (2003) y el incremento de la disponibilidad de órganos y tejidos para transplantados. Dicho programa tiene como soporte vital el fortalecimiento de los organismos provinciales de procuración y transplantes; la instalación de la coordinación hospitalaria de transplantes como estrategia fundamental; el desarrollo del programa de calidad del proceso de procuración y la generación de un sistema de financiamiento en la actividad de la procuración. Dicha estrategia federal es impulsada y fue aprobada por una resolución del Ministerio de Salud de la Nación y todas las autoridades sanitarias provinciales, adhieren a ella mediante convenios específicos a ese convenio federal.

La otra estrategia, desplegada en nuestro país, en los últimos tres años, tiende a una creciente instalación de la temática en la sociedad y posee varios componentes. Uno de ellos es mejorar intensamente la calidad de la comunicación (acto de habla y escucha de dos o más interlocutores) entre organismos específicos, como es el INCUCAI y la sociedad. Por eso se instala una línea 0800, gratuita y de atención durante las 24 horas y todos los días del año, se trabaja constantemente para reelaborar y actualizar permanentemente la página web del INCUCAI, entre otros temas.

Todos recordaremos a Sergio y Carolina Dispensa, aquellos padres desesperados de Abril, la nenita que se moría irremediablemente por una cardiopatía dilatada y que su única esperanza estaba en poder recibir un nuevo corazón que le salvara la vida. Corría, entonces, los primeros días de enero de enero de 2004 y Sergio se convirtió en una figura conocida para todas las familias argentinas, pues se metió en nuestras vidas y nuestras casas, a través de la televisión haciendo un pedido poco usual: un corazón para su hija de apenas 16 meses de vida. Las fotos de Abril Dispensa recorrieron todos los rincones de la nación y la beba se convirtió en un emblema de la vida y de la necesidad de donar nuestros órganos para salvar otras existencias. De ese triste momento, conversando con Sergio y después de pasado varios años, recuerda: “Fue muy complicado porque yo aparecí en los medios y fui quien dio la cara porque Carolina estaba cuidando desde el primer momento a la gorda; nos dividimos las tareas para intentar salvar a nuestra hija. En realidad, no íbamos a salir en los medios de comunicación, en la televisión sobre todo, porque los médicos no nos recomendaban que fuéramos. Yo lo entendía porque no lo veía como la forma ideal que un padre saliera pidiendo un corazón para su hija, pero nosotros teníamos que aportar lo nuestro pues sentíamos que cada día que pasaba la gordita se nos ponía peor y se nos iba. Si hubiera tenido, entonces, que mover el Obelisco iba y lo intentaba”, rememora. A tanto pedido y tanto ruego apareció, por fin, un corazón y el 24 de enero, a las 18 y 15 horas, comenzó la intervención quirúrgica para el transplante de corazón de Abril en el Hospital “Juan Garrahan”, bajo la dirección del Dr. Horacio Vogelfang, con la ayuda de alrededor de 50 especialistas de ese centro. Se pusieron todos los recursos disponibles en el país para salvarle la vida a la pequeña y fue la primera vez que se hizo una operación de esta tesitura con sangre cruzada, porque la donante no era compatible sanguíneamente con Abril. Se corría un gran riesgo pero todo fue exitoso. Hoy Abril, toma una medicación de por vida, para evitar el rechazo del órgano transplantado y su existencia vuelve a transcurrir feliz, en la casa “chorizo” de un humilde barrio de Ciudadela, en la provincia de Buenos Aires, junto a su familia y sus dibujitos de Barnie, el travieso dinosaurio de color violeta de la tele, que cree en los sueños imposibles y vive para hacer el bien a los necesitados.

Hoy en día está claro que la sociedad argentina, mayoritariamente, tiene una actitud positiva hacia la donación. La expresión de voluntad ciudadana hacia la donación de órganos en nuestro país aún es pequeña porque la gente no gusta de hacer testamento todos los días y pensar en la donación de sus órganos. Es por ello que los debates sobre la vida y la muerte (que incluyen el dilema de la muerte encefálica) siempre serán temas controversiales porque de alguna manera, expresar la voluntad de ser donante para después de la muerte, implica pensar en la posibilidad del fin y ello es difícil para todos los seres humanos con salud. Esto hace que ningún registro de voluntad de donación en el mundo sea importante cuantitativamente. La reciente aprobación de la llamada Ley del Donante Presunto, en Argentina, que no tiene una propuesta compulsiva y autoritaria, como vieron algunos pocos en la sociedad, convoca a cada ciudadano para que piense, en vida, la posibilidad de ser donante de órganos presunto y lo hable con su familia pues ello permitirá encarar el desafío más fuerte de la actualidad en el tema: poder responder a las necesidades de transplantes y disminuir las listas de espera ( tan sólo en nuestro país hay más de 3.000 pacientes, actualmente, esperando por un transplante renal y sometidos a diálisis sistemáticas para poder vivir; lo mismo sucede con quienes necesitan un transplante de córnea, que aguardan por esa intervención que les proporcione una mejor calidad de vida). Con la aprobación de la ley mencionada toda persona fallecida, mayor de 18 años, es considerada donante, con excepción de quienes manifiesten su voluntad en contrario. La ley también establece que la familia siempre será consultada y atestiguará sobre la última voluntad de su ser querido en este sentido, al momento de decidir la ablación, que salve otra vida.

Sin dudas, el 2do Día Mundial por la Donación y el Trasplante de Órganos y Tejidos, cuya sede será nuestro país, se convertirá en un acicate para seguir consolidando el trabajo en la dirección correcta. Durante la celebración se efectuarán mesas redondas donde se involucrará a la ciudadanía en debates importantes, relacionados con: la situación actual de la donación de órganos en América latina; trasplante, comunidad y participación social; donación y trasplante en el sistema educativo; acceso y regulación para los trasplantes de órganos y perspectiva global en torno a los trasplantes. También habrá un desfile de las delegaciones que participan en los Juegos Latinoamericanos para Deportistas Trasplantados y un coro de niños cantará la canción "Un regalo de vida" en español, simbolizando el apoyo a la donación de órganos. Al concluir el Día, se hará entrega a Kuwait del bastón para llevar a cabo el 3er Día Mundial por la misma causa.

En recuadro:
Un regalo de vida

Un operativo de transplante es una carrera contra el tiempo. En ella pueden participar hasta 150 profesionales que asumen el compromiso de concretar la voluntad de los donantes y la esperanza de los pacientes en lista de espera que recibirán en nuevo órgano. La decisión de ser donante es libre y personal, implica un acto solidario, basado en una escala de valores en la que el prójimo ocupa un lugar de trascendencia. Un donante puede salvar a varias personas. Dadas las condiciones específicas para que pueda efectivizarse, la donación de órganos sólo es posible en cinco de cada mil fallecimientos.
¿Quién puede ser un donante? Todas las personas, de cualquier edad, que fallece en un hospital, habitualmente en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), por problemas que afectan directamente al cerebro. Los órganos que se necesitan para realizar un transplante son: riñón, hígado, corazón, páncreas, pulmón.Y los tejidos: médula ósea, huesos, piel, córneas, válvulas cardíacas, vasos sanguíneos. Nuestra decisión de ser donante no afectará la calidad del cuidado que reciba en ningún hospital, pues este acto quirúrgico sólo se realiza después de haber agotado todos los recursos para salvar la vida y cuando el fallecimiento ha sido declarado. Los expertos advierten que tras la extracción de los órganos el cuerpo no sufre cambios y el entierro o incineración puede realizarse con absoluta normalidad. La mayoría de las religiones apoya, sin ninguna duda, la ablación y el transplante de órganos y tejidos. Por ejemplo, la Iglesia Católica la ha valorado como un acto de amor y generosidad.
Los criterios generales que se tienen en cuenta en las UCI para el donante ideal son:
• Ausencia de enfermedades transmisibles (Hepatitis, HIV/Sida).• Ausencia de enfermedad maligna (excepto tumores primarios del Sistema Nervioso Central).• Historia médica y social aceptable (no conducta de riesgo, ni problemas médicos sistémicos serios)• No hipotensión o dependencia de aminas.
Los pasos que sigue todo operativo de transplante cuenta de varias etapas, perfectamente organizada y diseñada en un protocolo biomédico. Ellas son: fallecimiento del posible donante (se confirma en el servicio de terapia intensiva la muerte encefálica, para confirmar la muerte cerebral se siguen estrictamente los pasos estipulados por la Ley Nacional de Trasplantes); se avisa al INCUCAI (el organismo rector y normatizador de la actividad de transplante en Argentina y responsable de la estrategia de extracción e implantación de los órganos y los tejidos del donante al receptor); evaluación de los órganos (el equipo médico evalúa la historia clínica y el estado general de mantenimiento de los órganos y tejidos de la persona fallecida para constatar su viabilidad para transplante) ; entrevista familiar con total privacidad (se brinda toda la información necesaria para la decisión y la contención en un momento tan difícil. Si la familia da su consentimiento el operativo sigue su curso, si la decisión es negativa finaliza el operativo); mantenimiento hemodinámico (se precisa mantener el cuerpo de la persona donante en condiciones de viabilidad de los órganos pues cuando el cerebro ha dejado de funcionar, lo que se conoce como muerte encefálica, todas las funciones que él cumple dejan de llevarse a cabo y hay que suplirlas. De ahí que sólo en la UCI es posible realizar esa tarea de mantenimiento); ablación (una serie de intervenciones quirúrgicas desarrolladas por uno o más equipos médicos, en las que se extraen los diferentes órganos y tejidos que servirán para el o los transplantes); distribución (los órganos y tejidos asignados a los receptores, ubicados en la lista de espera, son trasladados a los hospitales donde se realizarán los transplantes, de acuerdo con los estrictos criterios manejados por el INCUCAI, que incluyen valoraciones sobre histocompatibilidad, la urgencia del cuadro del receptor, la regionalidad, tiempo de espera, etc.); traslado (para la realización de la intervención médica. En el caso de órganos como el corazón, los pulmones e hígado se hace un traslado muy rápido para asegurar la viabilidad del material anatómico que se va a injertar) y seguimiento (los trámites operativos en curso finalizan cuando el paciente ha sido transplantado y los órganos rectores continúan interesándose por la evolución del receptor).

Problemas de infertilidad: Cuando la cigûeña no llega.

Los problemas de fertilidad afectan entre un 10 y un 15 por ciento de las parejas a nivel mundial. A pesar de ello sólo el 6 por ciento de las uniones con problemas de concepción recibe el tratamiento adecuado.

Por: Lic. Juan Carlos Rivera Quintana
Para la Revista Ahora, la Salud


Recientemente, en Londres aparecieron más de 50 micros circulando por la ciudad y repletos de carteles con una campaña publicitaria, en la cual una pareja británica que no puede tener hijos y hace catorce años, que lo intentan infructuosamente, decidieron salir a dar la cara para pedir una donante voluntaria de óvulos.

En los afiches con sus fotos, Linda y Richard Weeks, que así se llaman los integrantes de dicho matrimonio, se preguntan: “¿Puede usted ayudarnos a tener un bebé?”. En otros afiches manifiestan: “Nunca seremos mamá y papá a menos que una maravillosa mujer de 36 años o menos nos ayude con la donación de algunos de sus óvulos. Usted es nuestra única oportunidad”.

Dicho matrimonio, residente en Kent, en el sur de Inglaterra, se sometió, sin éxito a distintos tratamientos de infertilidad en prestigiosas clínicas del mundo y ahora intentan buscar una donante para poder concebir y tener un vástago.

Y es que los problemas de fertilidad afectan entre un 10 y un 15 por ciento de las parejas a nivel mundial. A pesar de estas cifras, sólo el 6 por ciento de los cónyuges con estos problemas recibe el tratamiento adecuado, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas son personas que no pueden concebir un hijo en forma natural y sufren de “infertilidad primaria” o sea que no logran engendrar tras un año de tener relaciones sexuales sin tomar medidas anticonceptivas.

En el 2002, la OMS estimó que, como mínimo, 80 millones de parejas padecen estos trastornos de fertilidad. Pero durante el 2006, y después de un estudio realizado por un equipo de expertos en el mundo, publicado en el Revista Human Reproduction, se hablaba ya de 90 millones de parejas con dicho padecimiento. Hay cifras más alarmantes que hablan de que 1 de cada 6 parejas en el planeta tienen problemas de concepción, y de ellas, el 94 por ciento no recibe el tratamiento adecuado y especializado en problemas de reproducción humana.

Los expertos coinciden en señalar que las parejas con estos trastornos debieran consultar a especialistas de clínicas reproductivas, donde existen las técnicas más novedosas y se recibe una atención personalizada, como la que requiere la medicina reproductiva más avanzada.

¿Cuándo se debe consultar a un especialista?

Los médicos apuntan que si ya se ha esperado más de un año buscando un embarazo, es tiempo de saber cuál puede ser la causa que está perjudicando la fertilidad de la pareja. Para ellos los pacientes deberán comprender que tanto el hombre, como la mujer –integrante de esa unión – como el doctor se convertirán, a partir de ese instante, en un equipo de trabajo que perseguirá la solución de la dificultad reproductiva. Por ello se le aconseja a la mujer asistir desde la primera cita con su pareja, no sólo por la contención que se puedan brindar, sino también porque las dificultades de fertilidad atañen a ambos, y puede ser por problemas tanto del hombre como de la mujer de esa pareja.

Según plantea la Guía de Trabajo para la Concepción Asistida (ACT, según sus siglas en inglés), que intenta dar una visión global de los siete pasos que son necesarios para conseguir un embarazo es preciso perder el temor y decidirse a consultar al experto médico, dejando de lado todo remilgo o vergüenza pues los especialistas someterán a cuestionarios en profundidad y precisarán conocer, sin cortapisas, datos muy personales para la historia clínica, como el inicio de la vida sexual, las pérdidas o abortos, las enfermedades de transmisión sexual, si hubieran existido. También preguntarán y ahondarán en las relaciones sexuales actuales, en el uso de lubricantes, en la cantidad de coitos semanales y un sinnúmero de interrogantes que aportarán mayor certeza para el diagnóstico preciso. Con posterioridad, se iniciarán una serie de estudios ambulatorios, tanto para el hombre como para la mujer de la unión, que requieren de un tiempo y de determinados procedimientos. Inicialmente se comienzan con análisis de sangre, cultivos de flujo vaginal, ecografías y si estos resultados son normales se emprenden otros exámenes de mayor complejidad para evaluar el correcto funcionamiento de los ovarios, el registro de temperatura basal (para saber cuándo se produce la ovulación), biopsias endometrial (extracción de mucosa de la capa interna del útero). También puede ser necesario una radiografía del útero y de las trompas de Falopio, laparoscopias para visualizar el sistema genital interno y los órganos que lo rodean, etc.

En el hombre, se precisa de un espermograma (líquido seminal) para evaluar la cantidad, la forma, la motilidad y las características de los espermatozoides; de un test postcoital para detectar si existen anticuerpos en el organismo de la mujer que atacan los espermatozoides del hombre, de análisis de sangre para descartar la presencia de enfermedades infecciosas, que pueden estar relacionadas con la infertilidad, como la toxoplasmosis, la varicela, los herpes, la sífilis, las hepatitis A, B, C, el VIH-Sida y para evaluar los niveles de hormonas, como el estrógeno y la progesterona. Asimismo se estudiarán los cariotipos de la pareja (investigación de los cromosomas de cada uno de los cónyuges y se descartarán otras patologías. Con todas estas evaluaciones, entonces, los especialistas están en condiciones de determinar el diagnóstico final y empezar el tratamiento para lograr el embarazo, que será conseguido en alguna fase de ese proceso, de no mediar ningún impedimento orgánico irremediable.

De acuerdo con lo dicho, recientemente, a los medios, el Dr. Rafael Bernabeu, presidente de ANACER, Asociación Nacional de Clínicas de Reproducción Asistida de España, que agrupa a médicos, biólogos, psicólogos y expertos en infertilidad humana de hospitales y clínicas de esa nación, los de trastornos de concepción más comunes, a nivel mundial, pueden ser causados por varios factores, no sólo por la mujer, sino también por los hombres. Estos últimos inciden en un 50 por ciento de los casos que se registran en la actualidad. Esos factores pasan por problemas de ovulación en la mujer, por alteraciones en sus trompas, por malformaciones congénitas del útero (tabiques, útero bicorne o por la existencia de tumores benignos), por incompetencias ìstmico-cervical o por adherencias que involucran a los órganos pélvicos, causadas por cirugías previas o endometriosis (focos de endometrio fuera del útero).

Entre las causas más comunes de infertilidad masculina se ubican las infecciones, la varicocele, las obstrucciones y la baja producción espermática. Todas ellas tienen sus tratamientos especializados, que van desde los antibióticos hasta la corrección quirúrgica.

Por último, entre un 5 y un 10 por ciento de los casos de parejas, que asisten a consultas de infertilidad, no se les descubre ningún factor responsable del trastorno, pero aún así no logran un embarazo espontáneamente. A esto se lo llama infertilidad sin causa aparente y son los que reciben técnicas de fertilización asistida.

La información: un primer paso

Según ha expresado en múltiples oportunidades, Isabel Panetta de Rolando, presidenta de la Asociación Civil Concebir, “existe mucha falta de información sobre el tema. Pero en Argentina es más notorio, porque al no considerar a las dificultades para concebir como una patología, falta mucha más información”. De ahí que esta ONG trabaje desde hace más de 10 años en nuestro país para concientizar a quienes padecen dificultades para conseguir un embarazo y aún no han recibido la orientación y ayuda especializadas.

Sin temor al equivoco, la desinformación, los tabúes, los miedos llevan a las cónyuges a elegir caminos que los hacen perder el tiempo, los desmotivan y desalientan. Y cuando se habla de información en estos temas no es sólo conocer las técnicas posibles que ayudan a concebir, sino también saber las distintas maneras de formar una familia en nuestra sociedad. Hay que perder el miedo a enfrentarse con la confirmación de una dificultad de fertilidad, a enfrentarse a exámenes con técnicas complejas, a medicaciones y sus efectos. En la actualidad, todo este universo es muy conocido y las terapias han demostrado su confiabilidad y poder para solucionar las más diversas y disímiles problemáticas de fertilidad.

Recientemente, una psicóloga amiga me comentaba que los problemas de infertilidad traen consigo angustias, depresiones, problemas de comunicación a nivel de parejas, miedos a lo desconocido y hasta puede ocasionar rupturas y separaciones. De ahí que sea preciso buscar ayuda terapéutica, buscar la consulta médica precoz, recabar información, contención psicológica y elaborar a lo interno las dificultades de concepción para que los cónyuges salgan más fortalecidos y unidos de estas situaciones, dispuestos a construir una familia.

Los expertos hablan de los llamados siete pasos para lograr un embarazo, que comprenden: intentarlo (tener relaciones sexuales sin utilizar métodos anticonceptivos, buscando el mejor momento del ciclo de la mujer para ovular); consultar al médico (asistir primero al medicó de cabecera o al ginecólogo, quienes informarán sobre aspectos básicos de la fertilidad); exámenes y diagnósticos (que buscan las causales de los trastornos de fertilidad); procedimientos ambulatorios (en función de los resultados de los estudios y los tratamientos por los que se opten); medicación oral (si por ejemplo, la mujer no está ovulando podrá recibir fármacos que favorezcan la producción de óvulos y se producirá en el embarazo en un lapso de entre tres y seis meses); tratamiento hormonal (si uno o los dos integrantes de la pareja tiene problemas para generar hormonas, éstas se le pueden inyectar para facilitar la producción adecuada de óvulos y espermatozoides) y técnicas de reproducción asistida, si fueran necesarias. Estos últimos procedimientos de fecundación asistida tiene entre un 15 y un 43 por ciento de efectividad y van desde el depositar con técnicas muy avanzadas los espermatozoides en el útero de la mujer, el día de su ovulación, hasta técnicas para facilitar la implantación del embrión y evitar las fallas evolutivas en el útero madre.

Ya incluso se habla de que en el futuro las parejas con problemas de fertilidad se beneficiarán de la investigación con células madre embrionarias, que tendrán aplicación clínica para la terapia celular en reproducción asistida, permitiendo que las parejas con problemas de fertilidad puedan desarrollar sus propios gametos (células sexuales masculina y femenina que al unirse en la fecundación forman el cigoto o futuro embrión), sin tener que recurrir a donantes.

Sin dudas, en un futuro no muy lejano los problemas de infertilidad masculina o femenina formarán parte de la historia familiar o personal, pero ya no serán un impedimento para la concepción de la pareja, pues existirán múltiples y diversos caminos para resolver estos obstáculos de concepción y poder decir – metafóricamente - que la cigüeña llegó al hogar en el momento más oportuno y anhelado.

En recuadro:

Siete pasos de la Guía de Trabajo para la Concepción Asistida.

1- Intentarlo
2- Consultar al médico
3- Estudios y diagnóstico
4- Procedimientos ambulatorios
5- Medicación oral
6- Tratamiento hormonal
7- Técnicas de reproducción asistida

Obesidad: "En el año 2020 viviremos en un mundo de gordos".

Reflexiones del Dr. Jorge Braguinsky, experto argentino en Nutrición y Obesidad y una de las voces más autorizadas en América latina para hablar sobre el asunto.

Por: Lic. Juan Carlos Rivera Quintana
Para la Revista Ahora, la Salud

--En el año 2020 viviremos en un mundo de gordos y gordas, aunque el futuro ya llegó porque en muchos países ya se está viviendo ese momento, dice con angustia Jorge Braguinsky, Doctor en Medicina y especialista en Nutrición, y calla por unos instantes como si hubiera dicho una herejía o cometido una infidencia. Nuestro interlocutor es una de las voces más acreditadas en América latina para hablar sobre nutrición y obesidad. Por sus méritos y experiencia es director del postgrado de Nutrición de la Universidad Favaloro; director de la carrera de especialistas en Nutrición y Obesidad de esa misma institución científica y codirector de la carrera de especialistas en Nutrición de la Universidad Nacional de Tucumán. Tras la persiana semiabierta de su consultorio privado, ubicado en Recoleta, en la Ciudad de Buenos Aires, donde dialogamos, se filtra la bruma húmeda y espesa del comienzo invernal.

¡Adiposidades a la vista!

Nuestro interlocutor dice que la obesidad, según definición de la OMS, apunta al exceso de grasa corporal, cuya magnitud y distribución comprometen, en mayor o menor grado la salud del paciente, o sea no es simplemente el exceso de grasa corporal, sino cuánto exceso hay y cómo está distribuida y explica que no es lo mismo una distribución central abdominal que una periférica en muslos y glúteos. Apunta que la primera es de apreciable riesgo y la segunda no.

“La distribución del tejido graso - acota el experto - parece hoy bastante más importante que el simple exceso, o sea no basta estar más gordo para tener más riesgo. Una mujer puede tener mayor tejido graso en la cola y en los muslos, y no tiene mayores problemas de salud, salvo psicológico porque está molesta con su figura. En cambio, una distribución preponderante en el abdomen implica riesgos metabólicos muy probables. Sabemos que hoy en día es más riesgosa la ubicación grasa en tejidos no adiposos, como el exceso en músculos, hígado, en el corazón o en las células betas del páncreas”, explica pacientemente como si estuviera en su cátedra.

A renglón seguido, recalca que la obesidad como trastorno frecuente en la infancia implica la presencia de dicha enfermedad en la adultez y complicaciones serias de salud, como las patologías cardiovasculares, cerebrovasculares, la hipertensión y la diabetes:

“En este momento el problema de la pandemia de obesidad instalada ya es una situación terrible que está delante de nuestros ojos, pero la población, el cuerpo médico y las autoridades sanitarias no la ven, a pesar de tenerla a la vista. En ese tema el futuro ya llegó porque tenemos proyecciones de cómo y cuánto habrá de obesidad y sobrepeso en el año 2020, pero ya en la actualidad hay más de 10 países que tienen un sobrepeso superior al 90 por ciento de la población, como ocurre en muchas naciones del sudeste asiático.

“El sobrepeso no es igual a obesidad, es menor; se define el sobrepeso en la jerga técnica cuando el Índice de Masa Corporal es superior a 25 o sea IMC > 25 kg/m2. En Estados Unidos es de alrededor de 74 % el sobrepeso, en Argentina de 69 %. Norteamérica es el primer país occidental en sobrepeso y el nuestro ocupa la segunda posición, según la Revista Forbes en su lista de los cien países más gordos del mundo”, confiesa.

De tardanzas y aceptaciones

-Muchos expertos plantean que el tratamiento de la obesidad no es fácil y en la mayoría de los casos conduce a resultados desalentadores. ¿Qué reflexión hace?
“El problema es enorme, pues la epidemia tiene cuatro características: es global, abarca prácticamente a todo el mundo; es progresiva; crece de manera acelerada y es imparable, pero además al hacer una estimación de la cantidad de adultos con obesidad médica (IMC superior a 30), que es estar bien gordo y enfermo, en Argentina, en estos momentos, hay 8 millones y medio de personas con esa patología. Entonces no sólo el tratamiento es difícil, sino que aunque juntáramos a todos los sistemas de salud, cosa imposible, a menos que hubiera un seguro nacional de salud, se destrozaría ese mecanismo si tuviéramos que atender a esa gran cantidad de pacientes.

“Todo ello nos lleva a valorar la importancia de la prevención. Hay como 16 proyectos de ley acerca del tema en nuestra nación, todos bienintencionados pero retóricos. Yo sería el primero en estar de acuerdo con una ley que diga que hay que atender médicamente a todos los obesos. En nuestro país con sobrepeso habría, actualmente, 16 millones de habitantes y 8 millones y medio con obesidad médica, lo que apunta a la imposibilidad de atención por más ley que hagamos.

“Además no hay especialistas, no hay gente entrenada; tenemos en la Universidad Favaloro, bajo mi dirección, la primera carrera de especialistas en Nutrición, con orientación en Obesidad, donde estamos formando 60 expertos, pero recién empezamos. Hay muy pocos profesionales, que podríamos llamar ahora que son verdaderos expertos, aunque no tengan títulos. Los bien entrenados somos muy pocos en este país. A nosotros y a todo el mundo nos agarró tarde, porque la carrera de especialista de nuestro país es la única que hay en el mundo. En la comunidad europea hay una formación de expertos en obesidad, equivalente a lo que estamos haciendo acá, por supuesto con muchos más fondos (este año tiene un millón de euros designado), pero no tiene el nivel de rigurosidad que tenemos en Argentina, aunque tenemos cero peso asignado, salvo las cuotas de los que entran. Tampoco hay servicios hospitalarios y en las obras sociales y mutuales no aceptan la obesidad como enfermedad, ni tienen expertos trabajando en el tema. Entonces cómo vamos a enfrentar la pandemia, si empezamos por no aceptarla.

“Hay que considerar, también, que la obesidad y la diabetes son patologías concomitantes; la diabetes sigue a la obesidad como la sombra al cuerpo. Debido a la epidemia de obesidad hay también una epidemia de diabetes, pero especialmente lo que más nos preocupa en este momento, que alimentará a la pandemia dentro de 10 años, son la obesidad y la diabetes infanto-juvenil. Ahora donde el problema va a ser gravísimo en diabetes es en los países del sudeste asiático, donde llegará a cifras poblacionales de 40 ó 50 por ciento; esos son niveles impensados hace 5 años. En la Argentina tendremos como 10 ó 15 por ciento de diabéticos; algunos expertos ya califican esta patología como una enfermedad asiática, por el tipo de prevalencia que va a tener allí”.

-¿Dónde ve la solución, la salida, se habla mucho de cambiar los hábitos y estilos de vida?
“Todo eso es verso, es una formulación, un síndrome de deseo, porque cambiar el estilo de vida es transformar todo, somos nuestro estilo de vida, nacemos dentro de un estilo de vida y nos formamos dentro de él. Esa es una expresión un poco retórica, lo cual no quiere decir que no sea la solución, pero es infinitamente más compleja que la simple formulación. Tengo muchos pacientes que han bajado 30, 40 kilos porque, a nivel individual, han desplazado la comida como centro de su vida, pero estamos hablando a nivel poblacional y entonces es muy difícil cambiar hábitos y estilos de vida en ese horizonte . Además los más gordos tienen, también, las posibilidades de las cirugías (bypass o banda gástrica) que son muy buenas; a mí me gusta más la banda gástrica para obesos mórbidos, que no es gratuita, le cambia la vida al individuo, pero lo salva.

“Lo que podemos hacer con la pandemia de obesidad, a nivel mundial, no es frenarla, sino tratar de detener un poco su ritmo. Pero si fuera asesor de áreas de Gobierno, en este tema, plantearía no una ley con fines inmediatos, sino un programa multifocal a desarrollar en varios años, en los que participen las multinacionales productoras de alimentos, porque la excesiva disponibilidad de alimentos probablemente sea la fundamental causa de la epidemia de obesidad en el mundo. Ese programa debería intentar generar una cultura del movimiento y de la actividad física y difundiría permanentemente la necesidad de prestar atención a la composición de los alimentos que uno consume, hay que crear mecanismos que frenen la epidemia, que ahora es imparable. Entonces si vamos a hablar en la ley de que la obesidad es una enfermedad y todos los obesos deben ser atendidos esto se convierte en verso puro y la pandemia sigue creciendo y se descalabran todos los sistemas sanitarios. Por ello hay que hacer una política de fondo, no exitista, no inmediatista, sino que vaya al combate directo de los factores, sobre todo contra aquellos que no son genéticos y si podemos luchar”.

¿Cuánta responsabilidad tiene en el crecimiento de la obesidad, la disminución de la actividad física, debido a las comodidades de la vida contemporánea y el bombardeo publicitario de las productoras alimentarias?
“En el año 2005, la disponibilidad calórica per càpita, en los Estados Unidos, fue de 3.800 calorías diarias; algunos habrán tenido 1.500 porque eran muy pobres y otros hasta 5 mil. Estas cifras implican cierto engaño, pero el requerimiento o necesidad calórica per càpita diaria no debe superar las 2.500 calorías o sea que en abstracto cada norteamericano disponía, cada día, de más de mil calorías por encima de las necesitadas. Entonces, cómo no va a existir una epidemia de obesidad con esa disponibilidad calórica.

“El gran departamento de una multinacional no es el de producción, sino el de marketing porque éste hace comprar todo lo que se produce, lo bueno y lo malo. En el año 2004 se introdujeron en los Estados Unidos 13 mil nuevos productos alimentarios, cuando la necesidad quizás era de diez o veinte. Obviamente los departamentos de marketing de todas esas empresas trabajaron para hacernos saber la importancia que tenía consumir esos productos”, concluye.

En recuadro:

Orlistat o Xenical: un fármaco ideal

Al preguntar a nuestro experto qué opina acerca del tratamiento con el Orlistat o Xenical para pacientes obesos nos dice que “es un medicamento que por lo menos en teoría es el fármaco ideal, después la práctica en medicina es siempre más compleja. Se acerca a lo ideal porque disminuye significativamente la grasa que se absorbe de la dieta, de lo ingerido. Si sabemos que la principal causa de obesidad es la ingestión excesiva de grasa en la dieta, tener un medicamento que la disminuya es muy importante. Además está comprobado que ofrece una descenso muy importante de peso y de problemas metabólicos. Yo personalmente lo recomendaría y lo uso bastante con mis pacientes porque les permite hacer dietas no muy restrictivas de grasas a largo plazo con muy buenos resultados”, plantea.

Recuadro 2

¿Cuestión de peso?

Ramón R. (quiere conservar el anonimato) llegó a Buenos Aires, proveniente del interior del país, hace once años, con 72 kilos de peso y muchos menos años, por supuesto. El decursar de su vida sedentaria en una oficina, una alimentación desbalanceada y poco ejercicio físico en su tiempo libre detuvo su balanza, un mal día, en los 91 kilos. Para entonces ya la hipertensión comenzaba a hacerse sentir y precisó orientación especializada y prescripción médica.

En la actualidad, después de una larga dieta de casi año y medio, con sus idas y vueltas, ha conseguido bajar alrededor de once kilos de peso. Pero el gran logro fue haber podido desplazar a la comida del centro de su vida, aprender cómo alimentarse sanamente e incorporar las caminatas a su rutina habitual. “Ahora incorporé a mi dieta muchos más vegetales, camino dos veces por semana y voy al gimnasio cuando puedo. No es lo ideal pero algo es algo, aunque lo más difícil es mantener el nuevo peso”, dice satisfecho de haber bajado una talla de pantalón y camisa, de sentirse más liviano y codiciado por las chicas de su edad.

Merlina estudia Psicología en la UBA. Me mira y sus ojos negros dejan traslucir el color de la tristeza. Pesa más de treinta kilos por encima de su peso y se queja de que en las tiendas no hay ni ropas que le queden cómodas y sólo puede usar zapatillas y nunca se puede poner unos tacos altos. “Cuando se tiene mi altura (1.70) y se está obesa una no se reconcilia con los espejos y las fotografías y les escapa como a una peste”, dice. “Voy al nutricionista con regularidad, estoy medicada pero presento problemas metabólicos serios. Hasta el agua me engorda”, asegura justificándose. “Mi novio me dice, cuando me quiere levantar el ánimo, que no sabe que le han hecho mis ojos, que lo tienen ‘engualichado’. Pero yo temo de que algún día no quiera seguir mostrándose en público conmigo y ni al gimnasio quiera acompañarme, pues aunque tengo una linda cara cuando me miro para abajo y veo tanta grasa en mis muslos, caderas y cola me da mucho pesar, pero ya no sé qué hacer y hasta he pensado en la cirugía como solución más inmediata, sólo espero porque mi médico me la autorice”, apunta resignada.

Esto son sólo dos testimonios, recogidos al azar, en plena vía pública. Ambos, como suele pasar con muchos en esta condición, piden conservar su anonimato y sólo dan su nombre. Alegan que no son ejemplo de nada y que prefieran el bajo perfil. Nada, que al parecer, el programa televisivo “Cuestión de peso” y otros medios de comunicación han conseguido instalar el tema en la discusión social, pero no quitar los prejuicios y la discriminación, que alrededor de la gordura existen en nuestro país. Sin dudas, quien esté libre de culpas que tire la primera piedra.

Recuadro 3

Los veinte más gordos

Actualmente en el mundo existen 1.6 billones de personas con sobrepeso, según la OMS. La lista refleja el porcentaje de sobrepeso, en adultos mayores de 15 años, basándose en el IMC > 25 kg/m2)

Lugar / País %

1- Nauru.................................................94.5
2- Federación Estados de Micronesia....91.1
3- Islas Cook............................................90.9
4- Tonga.................................................90.8
5- Niue....................................................81.7
6- Samoa................................................80.4
7- Palau.................................................. 78.4
8- Kuwait................................................. 74.2
9- Estados Unidos....................................74.1
10- Kiribati..................................................73.6
11- Dominicana...........................................71.0
12- Barbados...............................................69.7
13- Argentina................................................69.4
14- Egipto.....................................................69.4
15- Malta.......................................................68.7
16- Greece....................................................68.5
17- Nueva Zelanda.......................................68.4
18- Unión de Emiratos Árabes.......................68.3
19- México.....................................................68.1
20- Trinidad y Tobago..................................67.9

Fuente: Revista Forbes, 02-08-2007.